Cuando Nadie Fijó sus Ojos
0
03 de abril de 2013 - Tema: Religioso
0
03 de abril de 2013 - Tema: Religioso
Fuente: Blog Volviendo a Casa
Hoy en día vivimos en una sociedad que se basa en lo exterior, en lo que se ve y lo que se palpa; podemos decir que la frase “Como te ven, te tratan” está vigente en nuestros días. Es lamentable ver cómo es que a diario, la gente juzga con sus ojos, y estamos entrenados para menospreciar o aceptar a las personas por su apariencia, o por lo que a nuestro parecer está bien o mal; y tendemos a ser indiferentes, o tratar con superficialidad (seguir la corriente con ironía) a aquellos que no están según nosotros, a nuestra “altura” – Mencionaré algunos casos:
Puede que seas aquella jovencita cuyo carácter es muy dulce pero no cumples normas y/o exigencias de belleza o moda de la sociedad actual; y eres opacada por una mujer con hermosura externa, pero vacía y vana en su interior.
O bien puedes ser aquel anciano que está sumergido en sus años de antaño. Quizá fuiste un hombre fuerte, un líder nato… pero que hoy ya no puedes depender de ti mismo; y eres ridiculizado por la nueva generación que cree que tus conceptos son anticuados y fuera de “moda”.
Quizá eres de aquellos jóvenes valerosos, caballeros, con honor, respeto, amor a Dios y a sus semejantes, hombres dispuestos a tener un compromiso serio, pero eres menospreciado y opacado por los patanes, por los más “cool” y los que al final, no les importa nada más que ser el ícono de las muchachas, y vivir para sí mismos.
Los mencionados anteriormente son solo unos ejemplos de los muchos otros casos de gente que están opacados, acallados y en el olvido.
Ser parte de este grupo de gente puede llegar a ser una pesada carga; con mucho dolor y desilusión en el alma y el corazón. Puede que no te tomen en cuenta para ir a una reunión juvenil dónde todos tendrán un buen tiempo; o porque ese jovencito se dejó llevar más por la belleza de aquella muchacha y tiró a la basura esa amistad y cariño que le diste.
En la biblia se registran historias parecidas, se cuenta la historia de un pastorcito que con cariño cuidabas las ovejas de su padre, al punto que estaba arriesgando su propia vida, y en recompensa quedaba opacado por sus fuertes y orgullosos hermanos; a tal punto que cuando un profeta le dice al padre que le lleve a sus hijos para escoger a un rey entre ellos; nuestro pequeño héroe es olvidado por el mismo hombre que le dio la vida, olvidado por el hombre al que servía y llamaba padre.
Esta ha sido y es una realidad a lo largo de la vida y lo importante es que sepas que no eres el primero, ni serás el último.
Si eres una de estas personas, si eres un gran incógnito en esta vida; estás leyendo el artículo correcto, porque Dios quiere darte una solución; Dios no quiere que entres en desesperación, en pánico como si estuvieras desahuciado; sino que aprendas ciertas lecciones en esta vida… y aunque no lo creas… Él quiere que aprendas estas lecciones para que luego puedas enseñarlas a otros.
Lo primero que se te viene a la mente es, si eres cristiano: “Dios me olvidó”; o si aún no te has definido en cuanto a Dios, puede que pienses: “Seguramente Dios no quiere tener nada que ver conmigo, lo he ignorado”, necesitas aceptar su regalo de salvación.
¿Puede Dios olvidarse de alguien? – Es una buena pregunta, creo que deberíamos hallarle una respuesta… ¿verdad? ¿Quieres seguirme? Veamos esta historia:
“Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios” – Éxodo 2:23-25
Este verso para mí es impactante, porque al parecer, Dios había olvidado su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y luego dice que Dios miró a los hijos de Israel y los reconoció… ¿acaso los había olvidado?
Vemos este mismo acontecimiento en la vida de Noé, mira este verso:
“Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días. Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas.” – Génesis 7:24-8:1
Otra vez… ¿Dios se acuerda?... o sea… ¿Se había olvidado de Noé su siervo? Vemos esta repetición muchas veces, 1ª Samuel 1:19 dice: “y Jehová se acordó de ella. (Ana)”. Por lo que vemos en la palabra de Dios, él se olvida de nosotros por un tiempo... pero no será para siempre!!! Él se recordará de tí!!!
Y por eso en esta ocasión, quiero que regresemos con el héroe de nuestra historia, el Gran Rey David… veamos su trasfondo cuándo aún no era rey… cuándo aún era un muchacho despreciado y ridiculizado por sus hermanos (1ª Samuel 17:28) Si tú crees que estás abandonado y en el olvido, mira este pequeño ejemplo, que nos da el Gran Rey David en su entrevista.
Periodista: Rey David, ¿Cómo fue su infancia?
Rey David: yo soy el menor de todos mis hermanos, soy el 8; imagínate, me tocaba cuidar los rebaños de mi padre; era uno de los trabajos más agotadores y por ser el más pequeño ese era mi trabajo, cuidar las ovejas en el desierto y defenderlas en contra de osos y leones, a esas altas temperaturas. Yo no supe que era jugar con mis amigos en la calle, siempre me tocó trabajar y lo que más me desconsolaba es que estaba solo.
Periodista: ¿Cómo fue que logró superar la soledad?
Rey David: recuerdo que una vez, tomé un arpa, y emitía un sonido agradable… fue instantáneo… supe que quería tocarla el resto de mi vida; un día descubrí que cuándo tocaba el arpa una paz interna entraba en mí ser, mis necesidades eran suplidas y mi vida rebosaba de gozo… Dios mismo me visitaba y desde ese día decidí nunca dejar de invitar a Dios a venir; me di cuenta que no estaba solo, Dios estaba conmigo.
Periodista: ¿se sorprendió al ser elegido rey de Israel?
Rey David: Sí, fue una sorpresa muy grande para mí, y claro, fue un honor. Recuerdo que Abinadab era el primero en todo, como era el primogénito, él era el heredero de todo. Cuando Samuel habló con mi padre, él pensó que alguno de mis hermanos sería el siguiente rey de Israel (empezando por Abinadab), porque ellos eran fuertes y de buen parecer.
Nunca pensé que Dios pudiera tomarme de un simple rebaño de ovejas y hacerme rey de todo un pueblo, ni siquiera mi familia lo creía, para ellos era solamente “el menor”, ni siquiera me invitaron a la mesa en la visita del profeta Samuel... (Con lágrimas en los ojos) Oh, pero nunca olvidaré esas palabras: “Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
Dios me estaba viendo, pero no estaba viendo lo externo, estaba trabajando y poniendo su atención en mi corazón; si pudiera regresar el tiempo, no cambiaría nada; seguiría escondido en ese desierto; porque fue allí donde Dios me preparó para lo que venía en el futuro.
Periodista: Esto definitivamente será una inspiración para muchos ¿qué palabras le daría a tantas personas que están en el olvido?
Rey David: te lo resumiré en unos versos de un pequeño salmo que escribí:
Busca estar en la casa de Jehová todos los días de tu vida, escudriña diligentemente en su templo porque él te esconderá en su tabernáculo en el día del mal; te ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca te pondrá en alto. Luego levantará ti cabeza sobre mis enemigos que te rodean. Aunque tu padre y tu madre te dejaran, con todo, Jehová me recogerá.
Cómo testimonio te digo que hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes. Así que joven, Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.
***** Fin de Entrevista *****
En resumen, hay muchas lecciones que puedes sacar de esta historia, pero quiero enfocarme en la lección que hace un par de días impactó mi corazón, y es por eso el título de este artículo; recordé la letra de este himno que se cantaba hace mucho tiempo:
Sólo estaba lejos de ti, cuando nadie fijo sus ojos tú los fijaste en mí
Tú pasaste cerca de mí, me ungiste con aceite y me vendaste y me has hecho feliz
Gracias Señor Jesús por amarme así,
Gracias Señor Jesús por cuidar de mí,
Gracias Señor Jesús por la vida que me das
Gracias te doy a ti.
Estimado lector no importa tu circunstancia, no te desalientes si pasas desapercibido en este mundo o aún en la iglesia, confía en Dios, ten fe en que verás la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes, que él te está preparando para una tarea más grande y va recompensarte con cosas inimaginables…
Aunque los demás no te vean y no ser preocupen de tí...aunque no estés en la noticia de nadie... Dios está viéndote, y él no ve lo que ven los ojos externos, Él ve tu corazón... agradecele a Dios porque desde ahora podrás decir: