Un Arma Sutil
11 de noviembre de 2012 - Tema: Religioso
11 de noviembre de 2012 - Tema: Religioso
Fuente: Blog Volviendo a Casa
El enemigo de nuestras almas ha desarrollado, en todos los años que tiene de exilio del reino de Dios, armas y estrategias para hacer que los guerreros del Dios de dioses pierdan las batallas, pierdan su fuerza y aun peor pierdan el amor a Dios y su reino.
Hay grandes armas que cada día se han desarrollado y son muy visibles, armas que atacan directamente nuestros ojos, oídos, santidad, conciencia, moral y aún nuestros principios; son armas que claramente podemos ver como si el enemigo estuviera al frente nuestro con un cuchillo o una pistola; de éstas armas visibles son de las que vivimos alerta y con especial cuidado para no ser víctimas de su atroz violencia.
Este tipo de armas podemos verlas porque son fáciles de identificar y de ver. Estas armas aparecen cómo: inmoralidad, chismes, mentira, indiferencia y otras formas parecidas. Son armas visibles de las cuales podemos estar alerta, pero son muy dañinas. Gracias a Dios hay formas de identificarlas y hay formas de evadirlas al primer instante.
Sin embargo, el enemigo de nuestras almas se ha dado cuenta que Dios nos da la gracia para que los ataques externos sean menos efectivos para sus fieles; entonces después de miles de años de su caída ha estado desarrollando armas que puedan hacer la misma función que hace un espía de un país enemigo, esto es atacar desde adentro. Así es, hay muchas maneras de hacerlo y por lo visto ha funcionado mucho, vamos a mencionar algunas de sus muchas tácticas que han hecho que muchos cristianos valientes, se conviertan en presas fáciles para el león que busca a quién devorar: amargura, egoísmo, insatisfacción, rencores, entre otros… sin embargo, también falta mencionar una… esta es quizá una de las más antiguas pero muy efectivas en cuánto a destruir cristianos.
Esta arma es la maestra de las caídas, es la fuente de las desilusiones, es la agonía de la fuerza interior; esta arma es el Desánimo; oh sí, el desánimo es la causante de innumerables caídas a cristianos con coraje y valentía, ha hecho como dijo el gran Rey David: “Cómo han caído los valientes…” Así es, el desánimo es el arma de artillería más antigua del mundo, el enemigo sabe que si hemos logrado esquivar algunos ataques o si somos inmunes a algunos, entonces el desánimo no fallará… de hecho, a veces no sabemos si lo usará primero o después.
Es un arma tan poderosa que no sabemos a qué hora entra y nos damos cuenta que estamos en sus garras hasta que estamos a punto de abandonar el reino de Dios, produce una caída por niveles porque nadie cae de la noche a la mañana.
Esta arma si se le usa al principio puede debilitar nuestras defensas y botarnos de nuestra fortaleza; o sí la usa al final después de grandes batallas, puede tomarnos cansados y heridos para terminar de rematarnos y hacernos salir de nuestro refugio.
El reino de los cielos ve que este problema ha afectado a muchos cristianos desde la antigüedad y por esa arma muchos se han desviado de la meta, no logran terminar la buena batalla de la fe, de hecho borra sus nombres hasta quedar en el olvido de un fuego incesante... así que decide desarrollar una solución y equipar a cada uno de sus Santos para librarse de esa arma tan fuerte y poder continuar luchando hasta ganar la buena batalla.
El desánimo es sencillamente estar sin ánimo o energía para hacer algo. Nosotros los humanos tenemos motivaciones para hacer las cosas, y cuándo desaparecen las motivaciones, estamos en riesgo del desánimo; el desánimo se puede ver los primeros meses del matrimonio, piensas que te casas con el regalo de Dios para tu vida, y al final decís “Si este es el regalo de Dios, ¿cuál será el regalo del diablo?” porque ves que todo la imagen que tenías de alguien se cae de repente y no puede reconstruirse. Es como cuando el niño descubre que el papá no es el héroe que tanto imaginó. El desánimo tiene algunos ingredientes que veremos.
Circunstancias
Las circunstancias son una parte inicial del problema, porque es la etapa de la desilusión, dónde te das cuenta que no todo es fácil, no es como te lo pintaron, que no es como lo ves en las películas o te lo pusieron en el libro. Entonces empieza a haber una desilusión que con el tiempo se vuelve desesperanza.
Esto generalmente sucede cuando las cosas no van como quisiéramos, veamos unos ejemplos.
Fracasos: los fracasos son las causa común del inicio del desánimo porque es algo contrario a nuestro deseo, y vemos que hemos fallado y que no nos salió como esperábamos aunque creíamos que era lo correcto, o que agradábamos a Dios, por ejemplo el Traslado del Arca y muerte de Uza – 2ª Samuel 6:8; Pedro se hunde en el Agua.
El éxito: el éxito no siempre te traerá la felicidad, a veces pensamos que si todo va bien, entonces estamos realizados y estamos completos, pero te desanimas cuánto te das cuenta que es mentira, y que final queda un hoyo que no se puede llenar con unos aplausos.
Elías se desanimó después de haber recibido una respuesta tangible de Dios, y de haber tenido un éxito nacional. 1ª Reyes 19.
Jonás recibió el sueño de todo evangelista, que se convirtiera la ciudad entera en un solo día con una sola prédica - Jonás 3:10-4:4.
Otra cosa es que haber pecado contra Dios nos da una gran desventaja porque nos hace creer que Dios ya no quiere saber nada de nosotros y nos alejamos de Dios voluntariamente.
Por ejemplo tenemos a David cuándo pecó con Betsabé.
“Mientras callé, se envejecieron mis huesos…” – Salmo 32:3
Creemos que Dios no nos va escuchar porque nos creemos indignos y entonces empezamos a oír otras voces, casi que nos ponemos a conversar con el diablo y a ponernos de acuerdo con él: “No podes acercarte a Dios, él es muy puro, mejor deberías pensarlo” o también entra con orgullo: “Ya viste, Dios te usa y el pastor ni lo nota y no te usa”; entonces esa voz entra y genera el siguiente ingrediente.
De todos los ingredientes que puedan existir, este es el más peligroso porque al estar insatisfechos o heridos por el pecado dejamos que se implante una en la mente, en el corazón, que hace que pongamos un filtro de ver todo negativo, como dice la biblia que al que es puro todo le es puro Tito 1:15, esta semilla llega a corromper nuestros pensamientos y empezamos a dudar; dejamos de confiar en Dios.
“Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.” - Tito 1:15
Esta es una pregunta que debe ser cuidadosamente respondida porque también es una táctica del enemigo meternos en laberintos mentales y juega con nosotros dándonos ideas y respuestas equivocadas, también podemos caer en nuestras propias ideas y consejos y hastiarnos de ellos Proverbios 1:31.
“Y serán hastiados de sus propios consejos.” – Proverbios 1:31.
Saber que Dios se interesa en nosotros: cuándo Elías se desanima, él va al desierto y Dios lo busca para hablarle y consolarlo. Esto es algo que no debemos olvidar, la biblia nunca muestra al hombre buscando a Dios, sino a Dios buscando al hombre. Él está interesado en darnos lo que necesitamos.
Saber que a Dios le gusta el silbo apacible: a veces cuándo estamos en nuestro mayor desánimo estamos cerca de explotar, estamos desesperados y sin esperanza; y nuestra vida está esperando un mover de Dios fuerte, que su viento haga poderoso haga algo, que venga un terremoto y derribe nuestro problema o un fuego y consuma lo que nos molesta y gritamos, nos desahogamos con quién sea, pero ya sabemos que esa no es la solución; la solución es dejar que el silbo apacible de Dios nos atraiga, y cuándo todo está calmado y en silencio, podamos oír y responder a la voz de Dios.
Saber que tiene un plan para nosotros: Elías estando en el desierto entra en una cueva y Dios le habla “¿Qué haces aquí Elías? Dios le estaba mostrando que él podía estar en un lugar mejor que en esa solitaria cueva, qué él tenía un mejor plan. A veces al estar desanimado pensamos en volver atrás, en dejar al Señor; pero la pregunta de Dios es “¿Qué haces aquí? ¿No sabes que tengo un mejor plan para ti?”
Cantar Himnos que nos den fuerza: en el ejército nos enseñan canciones con letras que nos fortalecen cuándo corremos o hacemos un ejercicio fuerte, eso nos ayuda a concentrarnos en el himno y minimizar la falta de fuerza; en la vida del cristiano también es así, para minimizar la falta de fuerza…. No es que tengamos más o menos fuerza, se trata de olvidar la dificultad e ir avanzando con la fuerza de las palabras de Dios en el himno. Hay que saber que himnos cantar, porque hay tiempo para todo.
Cuidar nuestra mente: ya sabemos que el enemigo toma ventaja de todo para desanimarnos, entonces debemos depurar nuestras mentes, dejar de ver por el filtro negativo que sólo nos hace que pensemos que no vamos a salir, que no vamos a lograrlo, sino cuidando nuestra mente… ¿Cómo?
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. – Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. – Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. – Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.” - Filipenses 4:6-9
Orando con acción de Gracias: no debemos afanarnos por cambiar nuestra situación o para mejorarla sino presentar a Dios nuestras cargas con acción de gracias, dando gracias por lo que tenemos y por la solución que ya nos dará.
Para finalizar, no importa cuál es tu condición hoy, si no has recibido lo que quieres, si no te sacia el éxito, si has pecado; él quiere que sepamos que está interesado en nosotros y hablar con él todo el tiempo:
“Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. -Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. - Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás.” – Salmo 32:5-7